miércoles, 27 de agosto de 2014

AJEDREZ en los recreos



En los recreos, los chicos del turno mañana, leen, eligen libros para leer en sus casas y además les gusta mucho jugar al Ajedrez, algunos participaron en torneos. Desde la biblioteca estimulamos el aprendizaje y el disfrute de este juego-ciencia.

El ajedrez es un instrumento de socialización que ayuda a la interiorización de normas y valores para actuar en sociedad, de este modo la aceptación de las reglas incluídos en estos conocimientos favorece a integrar y profundizar conocimientos, confrontar diversos puntos de vista, actuar reflexivamente, reconocer valores individuales y lograr una competencia cooperativa.
Por otro lado, los alumnos deben lograr mediante la práctica de esta ciencia y este “juego ciencia” un pensamiento crítico, reversible y la búsqueda de distintas estrategias de acuerdo a la situación planteada, permitiendo así la asociatividad, manipulación y exploración, interiorización de las operaciones y la abstracción. Por lo tanto, consideramos que este “juego ciencia” aporta innumerable cúmulo de aspectos positivos a la actividad escolar.
El ajedrez puede ser utilizado de maneras diversas en la educación y su presencia en las escuelas es altamente beneficiosa. Se ha afirmado desde los años 80 en Argentina que como instrumento pedagógico no convencional, el ajedrez en las escuelas, puede estar presente en todos los niveles de la enseñanza.
Ya en los comienzos de los 80 en Argentina, se había sugerido que en la asociación con otras áreas curriculares, el ajedrez puede actuar como una fuente motivadora, favoreciendo tanto la comprensión de temas abstractos como la fijación de conocimientos. Además de sus evidentes ventajas como estimulador del razonamiento, atención, y concentración, la imaginación, el pensamiento crítico, etc.


AJEDREZ     Jorge Luis Borges


I
En su grave rincón, los jugadores
rigen las lentas piezas. El tablero
los demora hasta el alba en su severo
ámbito en que se odian dos colores.

Adentro irradian mágicos rigores
las formas: torre homérica, ligero
caballo, armada reina, rey postrero,
oblicuo alfil y peones agresores.

Cuando los jugadores se hayan ido,
cuando el tiempo los haya consumido,
ciertamente no habrá cesado el rito.

En el Oriente se encendió esta guerra
cuyo anfiteatro es hoy toda la Tierra.
Como el otro, este juego es infinito.

II

Tenue rey, sesgo alfil, encarnizada
reina, torre directa y peón ladino
sobre lo negro y blanco del camino
buscan y libran su batalla armada.

No saben que la mano señalada
del jugador gobierna su destino,
no saben que un rigor adamantino
sujeta su albedrío y su jornada.

También el jugador es prisionero
(la sentencia es de Omar) de otro tablero
de negras noches y de blancos días.

Dios mueve al jugador, y éste, la pieza.
¿Qué Dios detrás de Dios la trama empieza
de polvo y tiempo y sueño y agonía?


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